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Mi primera vez.

  Me tiembla el pulso, cada minuto que pasa nos acerca más al momento esperado. Salgo de casa en mi mejor versión, una remera que los representa, un pantalón cómodo acorde a la fecha, las zapatillas más viejas, mi pelo húmedo de esa ducha breve que me di hace un rato y mi flequillo en su mejor estado. Voy caminando con mi banda a la parada del micro, con mi adrenalina aumentando con cada paso que doy. Canto, voy cantando esas canciones que me retuercen el estómago si me imagino llegar. No se mucho como mantener la calma porque es la primera vez que hago esto, pero supongo que en un par de horas voy a estar más tranquila.   Miro ese pedazo de cartón fino que me da el pase a mi paz, lo miro sin poder creer que no falta nada. Llega el micro, nos subimos cantando a los gritos como si todos los pasajeros nos conociéramos entre todos, pero solo somos un pequeño grupo de toda la hermandad, algunos conocidos, otros no, pero todos unidos por el mismo motivo, por el mismo ritual.   Apoyo mi ca

Algo diferente.

Hace tiempo que no escribo y tengo ganas de escribir algo diferente. Suelo ser una persona bastante positiva, alegre, con ganas de mejorar... Pero ultimamente me siento algo ahogada, encerrada, atada en mis propios problemas, tan atada que me terminan consumiendo. Siempre digo que el que no atraviesa crisis no es humano, porque al decir verdad ¿quién no ha atravesado crisis alguna vez? Siento la necesidad de canalizar de esta manera mis problemas, porque si bien todos atravesamos crisis, no todos la canalizamos de una manera correcta. Elegí este método porque puedo hacerlo libremente sin lastimar a nadie, sin herir los sentimientos de nadie y porque quizá alguien se sienta identificado o identificada. Creía que comenzaría un camino con muchas puertas abiertas para poder elegir a cuál entrar, un camino el cual me llamaría la atención en muchos sentidos, aunque yo supiera a dónde quería llegar. Empecé a caminar antes de tiempo, no esperé la señal de largada, no escuché las advertenci

La realidad.

   La realidad... ¿Qué es? No lo sabemos, no lo se, no lo sabés, ni lo saben. No lo sabemos porque nadie hasta ahora pudo ver la realidad, todos tenemos los ojos vendados, o como plantea el mito de las cavernas , estamos prisioneros en una caverna.     En el mito de las cavernas, Platón describe la situación de unos hombres prisioneros en una caverna, acostumbrados a ver sombras y creyendo que son la verdadera realidad, aunque estas sombras aparentan ser lo que no son. Uno de estos prisioneros es arrastrado hasta el exterior y obligado a ver el sol; al principio no puede ver nada, hasta que de a poco empieza a ver el mundo exterior y entendiendo que esa es la verdadera realidad. La misión de éste hombre consiste en ayudar a sus compañeros a liberarse de las cadenas, la ignorancia , que les impide ver lo que realmente es la vida. Si relacionamos este mito con la vida real deberíamos pensar bien de qué lado estamos. ¿Somos conscientes de si estamos prisioneros en una caverna? ¿Estamo

¡Arriba!

  ¿Alguna vez te sentiste sin ganas de seguir? ¿Nunca sentiste que no sabes bien cuál es tu camino correcto? Es normal, totalmente normal sentirse un poco perdido en esta vida que es un laberinto, hay muchas vueltas para dar, muchas veces nos vamos a equivocar, muchas veces nos vamos a arrepentir de lo que hacemos y nos vamos a dar cuenta de que habíamos cometido un error. Pero... ¿Sabes qué? Ese es el primer paso al éxito, asumir, darte cuenta de que te equivocaste y querer remediar ese error, e intentar, intentar, intentar, intentar hasta que llegues a tu meta.    La vida es difícil, si, pero si fuera fácil ¿Qué diversión tendría? ¿O me vas a decir que no te da satisfacción superarte a vos mismo? No hay nada mejor que demostrarle a la perra vida que sos mucho más fuerte que una piedra en el medio del camino, nada mejor que despertarte con ganas de ganar, porque a eso vinimos a esta vida, a ganar, a ser campeones cada uno en nuestro juego. Ojo, vas a caer, vas a llorar, algunas cosas

Volvamos.

       ¿Alguien se imagina un día volviendo a ser chicos? Volver a esas tardes en la vereda jugando con amigos, volver a las rodillas y codos raspados, los primeros goles, las primeras carreras en bici, todas esas cosas que nos hacían felices sin darnos cuenta. A veces me gusta cerrar los ojos e imaginarme en la plaza con mi hermano, jugando a la pelota, a las escondidas o a la mancha, me gusta recordar esos recreos de primaria en los que siempre nos retaban por correr en el patio pero igual seguíamos corriendo, jugar a "la ronda de san Miguel" y que todos se rían a propósito para ir al cuartel, esos "Ring raje" que surgían cuando a algún amigo se le pasaba por la cabeza hacernos correr, el llegar a casa a la tarde y que mamá o la abuela nos esté esperando con la chocolatada y las galletitas mientras nosotros elegíamos qué dibujitos ver en la tele. Yo personalmente creo que en mi infancia me hice problema por tantas cosas pequeñas que ahora de grande ruego tener ese